Hoy me he dado cuenta de una cosa.
Hagas lo que hagas, ya sea bueno o malo, te será devuelto.
Tarde o temprano.
Es una ley universal. Y funciona. Ya lo creo que funciona.
Funciona tanto como la ley de la atracción por el deseo.
Ya no me importa nada, ni siquiera os guardo rencor. Ni siquiera me alegro de que vuestro mal os haya sido devuelto, porque realmente os lo merecíais. Tampoco me alegro de no haber gastado una bala para que hiciera una visita a vuestras respectivas cabezas. Sería gracioso, ¿no es cierto? Que estuviera vestida de frac y todo eso. Y que llamara suavemente a vuestro cráneo.
"¿Hay alguien ahí? Lo siento, pero voy a tener que derribar la puerta."
Pero lo mejor de todo, esque no he sido yo la que ha llevado a cabo su venganza.
¿Que queréis un nombre? Es una chica de la que llevo enamorada hace mucho tiempo. Lo más gracioso es que ni siquiera sabe manejar una pistola. Creo que ni siquiera sabe lo que son las armas.
Llamadla Destino.
De pocas personas he leído yo una reflexión relacionada con el éter, me sorprende.
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