De pequeños, cuando comemos gominolas
e inusualmente encontramos una de diferente color
o quizá más pequeña
por simple defecto de fábrica,
llegamos incluso a pelearnos por comerla.
Y en un nuestras mentes resuena
"¡me he comido la rara!"
Pero poco a poco
a medida que vamos creciendo
repudiamos todo lo que es diferente a un conjunto
y cuando encontramos una gominola de diferente color
o quizá más pequeña,
por simple defecto de fábrica,
la despreciamos.
Y poco a poco,
cuando encontramos a una persona diferente
o quizá más inusual,
por simple hecho del destino,
llegamos a apartarla de nuestra bolsa
de gominolas.
1 mosca en tu sopa
ResponderEliminarSiempre te queda juntarte con las demás gominolas expulsadas...
ResponderEliminarAfortunadamente^^
ResponderEliminar¡A mí me encanta comerme la gominola rara!
ResponderEliminar(mimo
de mamut)
Qué razón llevas.
ResponderEliminarPero bueno, ya sabes cómo es la gente. Para ellos, el ser diferente es ser malo. No vale la pena.